Hoy, Latinoamérica es la
segunda región más propensa a desastres naturales en el mundo en un contexto marcado por los efectos del cambio climático. Desde el
2000, ONU registra que 152 millones de personas han sido afectadas por más de 1,205
catástrofes naturales en la región incluyendo inundaciones, huracanes,
terremotos, sequías, aludes, deslaves, incendios, temperaturas extremas y
eventos volcánicos.
Aun así, lo irónico es
que, del presupuesto mundial destinado a la reducción del riesgo de desastres,
solo un 10% se enfoca en la preparación para casos de desastres, mientras
Japón, líder mundial en la gestión del riesgo de desastres, asigna
aproximadamente el 80% de su presupuesto para desastres específicamente a la
preparación ante situaciones de esta naturaleza, según el Banco Mundial.
Entonces, ¿Qué hace falta
en Latinoamérica para tener un enfoque más proactivo y efectivo en la gestión
de respuesta en caso de desastres naturales? Según el informe “Enfrentar el
riesgo”, publicado por el Banco de desarrollo de América Latina una de las recomendaciones principales para reducir la exposición a los
desastres es aprovechar las nuevas tecnologías para la evaluación de
riesgos y prevenir vulnerabilidades.
La siguiente pregunta
entonces sería, ¿Cómo la tecnología ha evolucionado en los últimos años y qué
tanto puede aportar en la prevención de desastres? La respuesta es que a la vez
que los riesgos y amenazas naturales se han intensificado con el paso del
tiempo, la tecnología no ha parado de evolucionar.
Primero la voz. Las redes y
sistemas modernos de radiocomunicación, siguen siendo la columna vertebral de cualquier operación y han
evolucionado a tal grado que las comunicaciones interoperables entre organismos
de emergencia y seguridad pública fluyen más ágilmente para la gestión del
riesgo gracias al uso de estándares mundiales como P25, TETRA o DMR.
Los radios hoy- además de
contar con mejoradas funciones de audio, ergonomía, seguridad y durabilidad-,
suman aplicaciones de datos que dotan de capacidades extra como botones de
alerta, sensores de automatización, envío de mensajes, monitoreo de ritmo
cardíaco, GPS, geocercas y/o georreferenciación, monitoreo de estructuras
después de sismos, tiempos de llegada, por mencionar solo algunos ejemplos.
A través de la plataforma Critical Connect con WAVE PTX estos radios pueden
interoperar con otro tipo de radios y dispositivos, permitiendo unificación de
voz y datos- cómo llamadas grupales y ubicación- proveniente de varias
plataformas, para que la comunicación entre las distintas agencias de
emergencia sea posible.
Además de una comunicación
segura e inmediata, reconocer a detalle una situación es vital. Esto es justo
lo que permiten los sistemas inteligentes de video seguridad a través de
cámaras fijas y móviles, los cuales actúan como ojos extra para capturar la
mayor cantidad de detalles relevantes en imágenes desde matrículas, patrones o
incluso detectar movimiento.
Capacidades como la
búsqueda por apariencia y reconocimiento facial permiten ayudar en la búsqueda
de personas perdidas en medio del evento natural y el análisis predictivo y
preventivo del software basado en herramientas de inteligencia artificial (IA)
y machine learning para manejo de emergencia, permiten predecir con
confiabilidad lo que sucede o está por suceder con tiempo a favor para alertas
tempranas, intervención inmediata, ejecución de planes de emergencia y
despliegue de agencias.
A las cámaras fijas que
suelen estar instaladas en puntos estratégicos de la ciudad, se suman las
cámaras corporales que pueden llevar los oficiales de rescate en sus uniformes,
al igual que las que están en los vehículos de emergencias. Pero, ¿qué pasa en
esas situaciones complejas de rescate en áreas extensas en las que no hay forma
de llegar con personal?
Los vehículos aéreos no
tripulados (UAV) mejor conocidos como drones pueden mantener un vuelo constante y duradero con
transmisión segura de datos de alta velocidad y vídeo de gran definición para
reconocer situaciones en tiempo real en áreas extensas. Los drones-ambulancia
hoy pueden ayudar a asistir remotamente a un ciudadano en un paro
cardiorrespiratorio con su equipo desfibrilador externo automático y pueden ser
administrados de manera centralizada y cuentan incluso con capacidades de
captura de imágenes infrarrojas y en alta definición, sin interrupción, así
como sensores de medición láser que maximizan los tiempos y evitan riesgos y
desgaste innecesarios a socorristas.
Pero, ¿cómo asegurar no
sólo la operación del UAV por el tripulante certificado de turno, sino el
aprovechamiento y control del UAV por parte de los efectivos encargados del
rescate, reconocimiento y coordinación en el terreno?
La solución de
Telepresencia en UAV/drones ofrece a los diferentes actores pertinentes
involucrados en la respuesta al desastre acceder al video, controlar cámaras e
incluso dirigir el vuelo en forma autónoma y bajo parámetros seguros.
Asimismo, ¿cómo asegurar
que la voz e información proveniente de múltiples fuentes pueda ser procesada
en segundos y tener un entendimiento de la situación amplio y detallado para
poder tomar acciones rápidas y efectivas?
El centro de comando y
control actúa como el cerebro de la operación y es justo aquí en lo que puede
hacer gran diferencia. Este sitio de inteligencia clave, tiene la
capacidad de unificar llamadas 911- o de emergencia- en una consola de despacho
automatizado. Cuenta con software avanzado y especializado para seleccionar,
priorizar y analizar en segundos grandes cantidades de información
desorganizada como: lecturas meteorológicas, imágenes satelitales, mediciones
de sistemas de alerta temprana, sensores, redes sociales, topografía,
transmisión de video vía drones y cámaras, etc.
Por más de 93 años en el
mundo y 63 en América Latina Motorola Solutions ha brindado comunicaciones de
misión crítica y servicios a los socorristas y a agencias de emergencias
alrededor del mundo. El ecosistema de Motorola Solutions integra soluciones
de comunicaciones de radio móvil terrestre, video seguridad y control de
acceso, y software de centro de comando, respaldadas por servicios
administrados y de soporte, propiciando la colaboración extrema entre las
agencias de emergencias.
La mayoría de veces es
inevitable la llegada de un evento natural de gran magnitud. La consigna es
entonces estar más y mejor preparados, apoyándonos en la tecnología, para que
cuando ocurra lo inevitable, el impacto negativo sea el menor posible.